La que está cayendo


Anda que… ¿A ustedes no les escama que así, de pronto, al invierno le haya dado por ser lo que antaño fuera y nos ande congelando a golpe de nevazos y bajos cero que es que esto parece el Ártico, pero el de antes, el de cuando el Polo era el Polo y no el de ahora que se le derriten los icebergs cuando menos se lo espera? A mí me huele a chamusquina. Pues anda que no llevábamos tiempo sin más copos que los justitos para que no los confundiéramos con el algodón de los escaparates navideños o la harina de los belenes y, ¡zas!, de golpe y porrazo, nos caen temporal tras temporal, que nos tenemos que poner todos a andar pisando huevos, no demos un resbalón y acabemos partiéndonos los morros, que hasta al husky siberiano de mi vecino se le fue la pata anteayer. ¿De verdad les parece normal? Pues a mí no, de modo que no he dejado de darle vueltas al asunto y anoche mismo se me ocurrió: ¿no le habrán colado de matute en la maleta al pobre del López de Uralde los daneses esos, y así como el que no quiere la cosa – que ya ven cómo se pusieron por un aquí me cuelo en la fiesta, chicos –una buena ola de frío en represalia por habernos cabreado tanto porque le tuvieran allí en la cárcel veintiún días de nada? ¿Paranoico dice usted? Pues no sé que decirle: ¿no les metieron el otro día los eslovacos, así como para jugar al escondite, a nueve de sus viajeros unos cuantos explosivillos en sus valijas – venga, a ver si los descubrimos – y uno se les fue con él de gira hasta la mismísima Irlanda…?
Publicada en Columna Cinco, Grupo El Día, el martes 12 de enero de 2010. Foto JAG

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