Coraje





Tuvieron el coraje de alzar la voz y - fieles al nombre escogido – romper el silencio para denunciar, desde su propia desgarradora experiencia personal durante la segunda Intifada y desde la recogida luego de otros compañeros, la actuación, entonces y aún ahora, en los territorios palestinos ocupados, del ejército, el ejército israelí, en el que sirvieron. Rompieron el silencio para que sus conciudadanos supieran; para que no pudieran, fuera cual fuera la actitud que luego adoptaran, alegar ignorancia alguna al respecto. Rompieron el silencio, llevaron sus voces a su propio Parlamento y montaron - junio de 2004 - una exposición de declaraciones y fotografías similar a la que el columnista visitaba este fin de semana en el madrileño Círculo de Bellas Artes con la oportunidad añadida de escuchar de viva voz los testimonios de esa actuación de los propios labios de dos de ellos; esos testimonios que siguen dando a sus compatriotas pero que también quieren hacer llegar a la opinión mundial. Y ello, junto a las actitudes a favor de la paz y el entendimiento de otros compatriotas suyos como el escritor David Grossman, la periodista Amira Hass o el grupo de voluntarios que reconstruye las casas dinamitadas por el Tsahal por pertenecer a parientes de palestinos acusados de terrorismo, pone – dejen a quien esto firma creer en ello – una leve pero también real nota de esperanza en la posible solución algún día de un conflicto que por tantas otras razones parecería abocado a un inevitable callejón sin salida.

Publicada el martes 15 de junio de 2010 en Columna Cinco. Grupo El Día

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