Así son las cosas



Que la Naturaleza es la Naturaleza y es ella quien finalmente manda aunque tantas veces, inflados de prepotencia, se nos olvide, vaya si no nos lo acaba de recordar con el terremoto de Japón, poniendo de paso en entredicho la en los últimos tiempos tan presente insistencia de sus promotores en minimizar los riesgos de la energía nuclear. Pero, ¿qué tal si también le echamos el ojo a otra naturaleza, la nuestra, la naturaleza humana, para constatar cómo sigue mostrando sus aspectos más sombríos? Qué tal si, por ejemplo, hacemos examen de conciencia para darnos cuenta de cómo, perdidos en escrupulosos y egoístamente interesados dimes y diretes, no le vamos a echar nunca una mano a quienes mueren en Libia por su libertad. O cómo, mientras seguimos firmando acuerdos con la pujante China, el Nobel de la Paz Liu Xiabo continúa preso por reclamar una transmisión pacífica en su país hacia esa democracia de la que alardeamos, paradigma del generalizado acoso de sus gobernantes a cuantos intenten algo en tal sentido. O, más cerca, cómo nos importan nada las numerosas detenciones de periodistas en Turquía ni - este domingo nos lo recordaba en un artículo Soledad Gallego-Díaz - las, en los mismísimos USA, duras condiciones carcelarias del soldado Bradley Manning, acusado de filtrar información sobre Afganistan e Irak incluido un video en el que se apreciaba cómo desde un helicóptero se ametrallaba a civiles desarmados. Porque así son, o al menos están, las cosas. ¿No podríamos intentar cambiarlas?

Publicada en Columna Cinco, Grupo El Día, el martes 15 de marzo de 2011. Foto tomada de internet

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