Entre ahogos



Embargado – huy, no, borren eso, en que estaría pensando –embriagado, digo, de satisfacción porque pese a su constatada torpeza en la práctica de la chapuza doméstica ha sido capaz de solucionar el problemilla eléctrico de su cocina, se sienta hoy el columnista ante el ordenador con el ánimo bastante más dispuesto a la esperanza que en anteriores ocasiones, dispuesto a comentar el qué pasa del día a día. Y quizá sea por ello que, aunque bien consciente es de que eso del rescate-no rescate bancario no acaba de estar claro si disipará o no – ni cuándo - los fruncidos ceños de las agoreras agencias de calificación de riesgos, ni cómo, pese a lo anunciado, doña Unión va a incentivar ese crecimiento del que por fin se empieza a hablar como compañero, siquiera aún tímido y minusválido, de la mandamás austeridad, no duda en aferrarse al refranero para proclamar que aunque tan con el agua al cuello estemos, recordemos también aquello de que Dios aprieta pero no ahoga, y que bien puede ocurrir que todo acabe por salirnos bien. ¿O es que no tenemos ahí, pero que ahí mismo, bien rotundos y cercanos, ejemplos claros de cómo a nosotros - a los españoles, vamos - nos van, pero que cómo, las angustias y los ¡buff!, cómo están las cosas, y los principios de infarto? A ver, a ver si no: ¿no empezaron nuestros chicos de “la roja” pasándolas – y haciéndonoslas pasar - canutas ante Italia y ahí los tenemos, con nueve, sin nueve o con falso nueve, en semifinales y dispuestos a ir a por todas, le pese a Cristiano lo que le pese? ¿Y qué me dicen de Fernando Alonso?; ¿no se nos fue, a pesar de que la cronometrada le había relegado al undécimo lugar de la parrilla y en un trazado tan enrevesado como el del circuito valenciano (sin retintín, eh, no me vean alusiones políticas, que es que cómo son ustedes), no se nos fue, repito, pero que a lo más alto del podio de la propia carrera y del mismísimo campeonato mundial? Pues eso, que a nosotros ya se sabe, nada de comienzos fáciles, que lo que nos va es fajarnos con las dificultades, así que ahogos y angustias, pues seguro que no nos van a faltar – desde luego no nos faltan – pero ya verán, qué demonio, como al final sacamos cabeza y tiramos para adelante. Claro que, la verdad, don Mariano como nueve…


Publicado en El Día de Castilla La Mancha y El Día Digital el martes 26 de junio de 2012. Foto tomada de internet

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