Una buena racha


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Bueno, venga, va, animémonos, que parece que por esta Europa de nuestros sufrimientos (Britania de momento aún incluida) parece que estamos pasando –crucen los dedos– una buena racha de acontecimientos: en tanto que en la siempre tan enrevesada política italiana  el PD y los grillinos han conseguido acuerdo para formar el que será el gobierno número sesenta y siete en los setenta y cuatro años –¡toma ya ratio!– que han pasado desde que en 1945 sus ciudadanos decidieron en referéndum constituirse como república parlamentaria, un ejecutivo que –loados sean los pactos– parece infinitamente más proclive a entenderse con las instituciones comunitarias  –adiós, al menos de momento, a un Salvini al que tan mal le han salido las cuentas–, en Wetsminster los comunes, por trescientos veintisiete votos frente a doscientos noventa y nueve conseguían este miércoles echarle el freno al desatado órdago del desaforado Boris Johnson de aplicar su ¡Brexit ya a como sea! obligándole bien a conseguir un da la impresión que imposible nuevo acuerdo con la Unión antes del 31 de octubre, bien, si no, a solicitar una nueva prórroga en las negociaciones. Ojalá que  por aquí, entre nosotros, pueda llegar también a instalarse y actuar esa corriente de racionalidad que parece subyacer a uno y otro hecho y, aunque sea tan ya a deshora y casi de corre prisas la pelea de gallos entre el PSOE y Podemos –a la hora de redactar este texto andamos aún a la espera de ver cuál va a ser el clima en esa primera reunión de la tarde del jueves entre ambas formaciones– se atempere y se abra paso la posibilidad, sea por la vía que sea, de un entendimiento que nos aleje del catastrófico abismo de una nueva convocatoria electoral y desemboque en la formación de un ejecutivo que de una vez por todas, que ya va siendo hora, pueda hacer frente a los urgentes desafíos de nuestra situación socioeconómica. Una corriente de racionalidad que, dando de lado lo hasta ahora sucedido y no sucedido, consiga, como bien decía ayer mismo Cristina Monge en uno de nuestros diarios de ámbito nacional, transformar esa hoy más que evidente desconfianza entre unos y otros –líderes y organizaciones–para llegar a acuerdos que, mediante el establecimiento de controles y pactos de garantías gestionen positivamente esos recelos mutuos. Venga, demonios, a ver si, en aras del bien colectivo, cunde el ejemplo de nuestros tan ahí al lado italos conciudadanos y podemos comenzar a atisbar la esperanza de ir viendo la luz de la salida del túnel.       

 

(Artículo publicado en Las Noticias de Cuenca semana del 6 al 12 de septiembre 2019)


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