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Mostrando entradas de agosto, 2009

Coherencia

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Aparte de la contrastada calidad de su producción literaria, Juan Goytisolo se ha caracterizado siempre por la coherencia de su conducta con su pensamiento. La última muestra rotunda de ello nos la acaba de dar con su rechazo del Premio Internacional de Literatura (reconocedor junto con su creatividad de su atracción por la cultura árabe y la defensa de las causas justas) debido a que su dotación – la nada despreciable cifra de 150.000 euros – procede de la Yamahiriya Libia Popular Democrática creada en 1969 por el golpe militar de Gaddafi, sin óbice de reconocer, son sus propias palabras, “la honradez y valía de todos los miembros” de su jurado presidido por el novelista libio residente en Suiza Ibrahim El Kuni e integrado por profesores de renombre en universidades de Europa, Estados Unidos y Australia. Coherente decisión de quien, cual el autor de “Makbara”, igual ha defendido “la causa palestina de acuerdo a las resoluciones de Naciones Unidas, como la lucha por la democracia y la

Hace veinticinco años

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“Cualquier antropología pasa, si se precia de avanzada, por los ritmos que imprime el espíritu metido a intérprete o recreador de la misma naturaleza…” En la bisagra misma de julio a agosto del 84, en la bella sala Segóbriga del Museo de Cuenca, Carlos de la Rica prologaba el inicio de unas Jornadas que durante sus cinco consecutivas ediciones convertirían a la ciudad en punto de encuentro de escritores, críticos y amantes de la poesía de toda España y, a partir de su segunda convocatoria, también de Portugal, Francia o Italia. Organizadas por el propio de la Rica, Valera, San Martín y Trogal con apoyos tan valiosos como los de Ángel Crespo o Pilar Gómez Bedate, por ellas pasarían, codo a codo, muchos de quienes en ese entonces eran y de quienes, andando el tiempo, iban a ser, del propio Crespo, de Andrade, Melo e Castro, de Brito, Carminati, Colombi, Perucho, García Baena, Carvajal, Badosa, Brines, Alfaro o Atencia, a Al Berto, Pitta, Luis Alberto de Cuenca, Martínez Sarrión, Galleg

Lenguas y pueblos

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Sopla una brisa leve, casi sutil, cuando el columnista, viajero por riojanas tierras, se asoma al valle de San Millán desde la arcada mozárabe del sencillo pórtico, de empedrado suelo de cantos trabados con argamasa, del pequeño monasterio de Suso, es decir, “de arriba”, Patrimonio de la Humanidad junto con su posterior y más crecido hermano de Yuso o “de abajo”. Y en tanto deja que la vista recorra la profusa vegetación del paraje, la Sierra de la Cogolla por telón de fondo – a sus pies las tumbas de los siete Infantes de Lara, a su espalda las de las reinas Toda, Elvira y Jimena de Navarra - no puede dejar de evocar, hombre, cual es, de letras, cómo fue en el scriptorium de este mismo recinto de eremítico origen en el que ahora se halla, donde, allá por la segunda mitad del siglo XI, alguien – estudiante de latín cual afirman éstos o monje predicador cual aventuran aquéllos, uno o varios, en todo caso presumiblemente bilingüe/s vascorrománico/s – al glosar los textos en latín de lo
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Creo, de verdad, que deberíamos chillárselo alto y claro. Que, de una vez por todas y a como sea, deberíamos dirigirnos a nuestros políticos/as para, a voz en grito y a coro, soltarles que estamos hartos, que de verdad, que ya está bien, que dejen de tirarse los trastos a la cabeza unos a otros, tengan o no razón en sus repetidos fíjense cómo son los otros y en sus y tú más de cada día. Que tendríamos que exigirles que, en vez de tanto darle a la mui para poner a parir al contrario, dediquen ese tiempo a currarse la tarea para la que les hemos elegido. Y que cuando hablen, que cuando se dirijan a nosotros, que nadie dice que no lo hagan, sea para darnos cuenta, y en serio, unos del cómo y el qué de lo que gobiernan o gestionan, de lo que hacen y de lo que, miren ustedes, las cosas están así, no pueden hacer, y los otros de lo que consideran que, por el contrario, y por éstas y éstas razones, así anda el patio y he aquí nuestra propuesta, debería, en cambio acometerse. Que para peloter