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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Ante las urnas

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No entra desde luego en las intenciones de este articulista, que sería a más de presuntuoso impresentable por su parte, ni recomendar ni mucho menos instar a sus posibles hipotéticos lectores a elegir opción concreta alguna de entre las diez agrupaciones o partidos –diez, sí, que no son sólo cuatro y un par de picos cual pareciera que fueran si atendiéramos tan sólo a su presencia mediática– que en nuestra provincia se presentan en la tan próxima ya a la hora de escribir estas líneas jornada electoral del domingo en una, con toda seguridad, de las más abiertas, apasionantes y al tiempo, por ello mismo y por las especiales circunstancias por las que atraviesan tanto nuestro país como en general el propio mundial globo, complejas convocatorias electorales de todo nuestro recorrido democrático tras el final de la dictadura franquista. Pero sí permítanle –permítanme– que, en calidad de quien por esa misma complejidad anda aún por el qué haré qué no haré del –a lo que nos decían las últ

Una riqueza a explotar

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No es, desde luego, asunto nuevo el de lo poco capaces que en general y salvo excepciones hemos demostrado ser los conquenses a la hora de sacarle el jugo crematístico a nuestra riqueza patrimonial, pero permítanme que vuelva sobre el hecho a propósito de ese nuevo descubrimiento arqueológico del que en estos días nos hemos hecho eco los medios de comunicación: esos restos, a lo que se nos dice, en más que buen estado, de termas romanas aparecidos en El Cañavate durante la realización de obras de canalización hídrica en la localidad; unos restos de singular valor además ya que al parecer no serían construcción pública sino que pertenecerían a una vivienda privada, construcción de especial relevancia por tanto, cuyo recinto total, también se nos avanza, podría alcanzar unos tres mil metros cuadrados. El nuevo hallazgo no hace sino poner aún más de relieve la riqueza arqueológica de una provincia en cuyo mapa refulgen nombres como los de Segóbriga, Ercávica, Valeria o el mosaico de N

Lugar de la palabra

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Un año más, y van cuatro, Cuenca se convertía estos días pasados en punto de cita del decir poético nacional con la celebración de una nueva edición del festival “Poesía para Náufragos” que congregaba en la ciudad, vuelta así tiempo, ocasión y oportunidad, es decir, lugar, lugar de la palabra, a más de una veintena –entre participantes directos y asistentes– de escritores de todo el país y se abría por primera vez en su aún corta historia a la lírica portuguesa con la presencia de una de sus voces jóvenes más interesantes, la de Carina Velente-Anselmo, recuperando así siquiera simbólicamente el mucho más numeroso intercambio luso-hispano que caracterizara a las míticas Jornadas organizadas en los ochenta del pasado siglo por Enrique Trogal con el apoyo de Ángel Crespo y Carlos de la Rica. Bien lejos aún de ellas y también de las que algún tiempo después, ya en los noventa, organizara Diego Jesús Jiménez en la UIMP, la celebración de esta cuarta entrega parecería confirmar –y perdón

¿Qué tal si en comandita?

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No, la verdad es que no puede decirse que ande estos días poco nutrida de ofertas la agenda cultural de Cuenca. A las acostumbradas citas semanales abiertas y gratuitas de los martes de la RACAL o del cine club Chaplin que rumbo a sus cuarenta y cinco añitos de perseverancia sigue dando satisfacción cada miércoles a sus más de seiscientos cincuenta socios y a la programación del Teatro Auditorio súmenle, por ejemplo, los renacidos cursos sobre arte y creatividad que nacidos en su día al socaire de las Pinturas Murales de Alarcón vienen celebrándose desde el pasado 18 tocando cine, música, pintura, diseño, fotografía y arquitectura, la cuarta edición del festival “Poesía para Náufragos” con una veintena de poetas de todo el estado y la incorporación en esta ocasión también de la lírica lusa, el asimismo cuarto festival de Artes Escénicas e Inclusión Social de la asociación Roosevelt,  el apadrinamiento por Lorenzo Silva en la Bilioteca Fermín Caballero de las jovencísimas conquen

¿Qué ciudad?

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Que para hacer lo que sea lo primero que se tiene que tener claro, pero que bien clarito, es lo que se quiere conseguir es evidentemente eso que no sé las nuevas generaciones pero desde luego la de quienes nos precedieron llamaron siempre una verdad de Perogrullo, una perogrullada, vamos, o séase, copiándole directamente la definición al mismísimo docto diccionario de la Real Academia, una verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla. Pues qué quieren que les diga, ¿no les parece que a esta nuestra Cuenca ciudad de cada día lo que a la hora de su gestión le ha faltado, pero que desde siempre, ha sido precisamente eso, el tener claro, antes de hacer esto o aquello, qué tipo de ciudad queríamos tener? Porque la verdad es que cuando uno echa la vista atrás no deja de darle la impresión que lo que nos ha pasado, y desde luego, vaya que no, les ha pasado desde luego en general a nuestros munícipes, que al fin y al cabo son quienes más patente deber

Crucen los dedos

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Crucen, crucen los dedos a la espera de que los ciento cuarenta y siete países que a partir del próximo 30 de este mes van a acudir a la cita en París de la COP 21 –que por si alguno de ustedes no lo sabe es la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, toma ya sigla– le echen al asunto lo que hay que echarle y lleguen a decisiones que de verdad contribuyan a hacerle frente, al menos en un algo, al que sin duda es el mayor desafío global al que en la actualidad se enfrenta nuestro pobre planeta, adoptando medidas para conseguir, ése es, dicen, el objetivo, que la temperatura media mundial no se incremente en este nuestro siglo, como parece que haría si no tomamos medidas, dos grados por encima de la  que nuestros antecesores tenían en la era preindustrial, mediante compromisos voluntarios –sigan cruzando los dedos– para reducir los gases de efecto invernadero en el horizonte de 2030 –hasta entonces parece que nanay, que seguirán creciendo– y entr