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Mostrando entradas de mayo, 2010

¿Ahora no?

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No ya, señor presidente, si ya sabemos que cuando las cosas viene mal dadas – y mira que vienen – no hay más cáscaras que hacerles frente (lo mismo un algo antes tampoco habría estado mal, ¿no?, pero bueno, dejemos eso) caiga quien caiga, claro que sí, que hay que ser realistas por sobre ideologías y valientes por encima de intereses electorales. Como también sabemos que, ya puestos, los primeros que normalmente vamos a tener que arrimar el hombro – tampoco pasa nada, no se preocupe, estamos acostumbrados - pues vamos a ser aquí, los de a pie y controladitos, aunque no hayamos tenido arte ni parte en el desaguisado; pero… pero fíjese: aún andábamos calculando cuantos agujeros le íbamos a correr al cinturón cuando le oímos decir que, bueno, que también los otros, los de la pasta gansa, tenían que colaborar y que le rondaba el magín la idea de un nuevo impuesto para gravar las rentas más altas y.., y mire, para qué negarlo, se nos subió un poquillo el ánimo y dijimos, bueno, mira por d

Del tiempo

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Miren, ¿saben qué les digo? … pues que igual que hay días en los que la actualidad y el ánimo del columnista van de la mano y apenas aquélla le guiña cualquier tema, ¡zas!, ya le vale, hay otros – y me temo que hoy es el caso - que cualquiera de sus propuestas le coge con el paso cambiado y maldita la gana que tiene de echarse al texto nada de cuanto le propone: ni la palmaria sinrazón de que una vez más seamos los de siempre los que, sin haber tenido arte ni parte en el desaguisado, nos tengamos que apretar el cinturón, ni lo poco avenidos que siguen unos y otros en el cuadrilátero político, ni siquiera - que ya es con lo que se las gasta de preocupado por los temas ambientales - las últimas declaraciones del mismísimo Mr. Ramakrishna (que, nota al margen por si no se acuerdan, fue Nobel de la Paz como miembro del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático) recordándonos cómo, puro sentido común, si tenemos los recursos humanos y tecnológicos para ello, con tan sólo ponernos de

Más impúdica autopropaganda

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De tanto en tanto uno se encuentra al ir navegando por la red sorpresas tan agradables como esta reseña de mi "Llámalo viaje" publicada en "El Portal de Las Letras en Cuenca" que, como digo en el titulillo, os copio sin el menor pudor: Llámalo viaje (1977-2008) José Ángel GarcíaTarancón, 2009. El Toro de Barro, 94 páginas Casi siempre, un nuevo libro de José Ángel García es un regalo para la vista, el tacto y los sentimientos. En esta ocasión, se trata de un regalo recuperado porque el contenido viene a ser como un reciclaje de emociones ya vividas anteriormente, una suerte de antología -peculiar, como casi todo lo que tiene que ver con nuestro autor- a partir de versos ya incluidos en otros libros anteriores. Podríamos preguntarnos cuales podrían ser los motivos íntimos o razones literarias por la que un poeta no solo en plenitud de madurez creativa sino en una edad razonablemente adulta considera necesario hacer una antología de su obra. Él mismo no lo explica, po

Todo un ejemplo

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Se llama Florencio de la Fuente y ayer lunes cumplía en Huete los ochenta y cuatro de su nacimiento en otra población conquense, la de Villanueva de Guadamejud, en tanto los juanistas culminaban por las calles del barrio de Atienza, a ritmo de galopeo, sus anuales celebraciones. Y lo hacía recibiendo, en ese Convento de la Merced que, para disfrute de optenses y visitantes, muestra la colección de arte contemporáneo por él creada hace diecisiete años a partir de la suya personal, a una embajada de la aragonesa Calatayud cuyo Museo fuera marco reciente de una exposición también fruto de su condición de mecenas. Porque Florencio de la Fuente, a más de enamorado del arte desde que un día se enganchara a él en su primera visita al Prado, para luego vivirlo bien de cerca en su trabajo como secretario del pintor salvadoreño Pedro Matheu, es eso, un mecenas; un hombre generoso que no quiso quedarse para sí solo esas obras de Picaso, Dalí, Gregorio Prieto, Rueda, Gordillo, Úrculo, Bonifacio

Libertad de expresión

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Nueve son los periodistas que, en lo que va de año, han muerto víctimas de la violencia; ciento sesenta y cinco han sido a su vez encarcelados y al menos otras ciento veinte personas, no necesariamente ya profesionales, habrían sido detenidas por informar a través de Internet, el espacio en donde, según la presidenta de Reporteros sin Fronteras en España, se librará cada vez más la batalla por la libertad de expresión; esa libertad de expresión, derecho fundamental recogido en la Declaración Universal de 1948 y en tantas constituciones democráticas, pero que, sin embargo, tanto dista de ser moneda corriente de nuestro día a día incluso entre quienes nos llenamos la boca hablando de ella y de democracia. Una libertad de expresión si en determinados lugares y situaciones directa, brutal y sin tapujos cercenada por gobiernos, mafias, organizaciones terroristas o estamentos de poder que en ella tienen su bestia negra, en tantos otros y otras también sofocada, de forma quizá más sutil y sib