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Mostrando entradas de septiembre, 2010

Miserias

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Miserias, sí; miserias. Esas tan de todos miserias nuestras de cada día. El paro, desde luego, la precariedad laboral o la violencia de género que tan entre nosotros anidan o, ampliando el campo, la permanencia del hambre y tantas enfermedades más que evitables en convivencia con tantas demostraciones de despilfarro o la permanente amenaza de lapidación que pesa hoy sobre Sakineh Ashtiani, mañana sobre cualquier otra persona, por supuesto. Pero también, vaya si también, las miserias de la jerarquía católica – la mía, vaya por delante – ocultando durante años y años los abusos a menores; de la corrupción que tanto infecta nuestra sociedad; del egoísta mirar para otro lado de los máximos gobernantes europeos ante las –llamémoslas por su nombre – deportaciones de gitanos rumanos promovidas por su colega galo o ante los atentados contra los derechos humanos perpetrados en Cuba o en China – ¡ay, razón de estado, cuantos desafueros se cometen (cometemos) en tu nombre! -; o del racaneo infame

El bosque

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Canturrea el agua su cantinela cauce adelante de regato en regato - tan sólo algún modesto rabión acelera de tanto en tanto su cadencia - mientras el vivaz aleteo de las mariposas pespuntea el movedizo tapiz de luz y sombras que el sol borda sobre el suelo a través del calado dosel arbóreo de los fresnos. Asustada por el pasar del caminante, una lagartija trepa ahora, ágil y rauda, por el inmediato talud – tierra, pizarra y tiempo - desde el móvil sueño verde de los helechos hasta la base misma de los castaños que sobre él sustentan la milagrosa longevidad de sus troncos horadados y tapizados de musgo; cielo arriba, apenas perceptible su silueta entre el entramado de hojas y de ramas, planea, siempre al acecho, un águila culebrera. Vuelto hoy montañero andarín por la lucense Sierra del Caurel, detiene un momento su avance el columnista por la senda que de Paderne a Seoane (cómodo, escogió para caminarla la cuesta abajo en vez de acometerla hacia arriba) discurre junto al río “Pequeno”,

Que siga

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Cuenca y Europa. Europa y Cuenca. En la casi víspera ya de que, el próximo 27, los trece sin piedad del correspondiente jurado nacio-internacional decidan si pasa o no el primero de los filtros para pelear por la capitalidad cultural europea en el 2016, Cuenca, la única población castellanomanchega que juega ese partido, anda ayer y hoy de jornadas - conquenses y europeos al alimón, cual corresponde, en el panel - para recabar los últimos apoyos y darle los últimos toques dialécticos a la defensa de su proyecto. Un proyecto concebido, según su propia declaración de intenciones, como una propuesta a la par posible e innovadora que, desde la propia participación de sus vecinos, bien está eso, y de la mano de toda una serie de aliados locales, provinciales, regionales y, por supuesto, europeos, posibilite una transformación de la ciudad mediante un nuevo concepto de desarrollo sostenible basado, sí, en esos dos pilares que ya vienen jugando baza en su más conocido eslogan - cultura y natu