¿Ideología no?
“Yo pongo datos, resultados, los otros ponen posiciones ideológicas”. No quiere, quede claro, el columnista entrar al trapo de lo concreto – la defensa por el titular de Exteriores de su apuesta por flexibilizar actitudes hacia el régimen castrista – que motivaba la entrecomillada frase, sino tomar pie en ella para, insensato él, adentrarse en el mucho más arduo berenjenal de plantearse, ahí te quemas, hasta qué punto y grado la consecución de los primeros, los resultados, debe primar sobre las segundas, las posiciones ideológicas. El asunto, - reconózcanselo – es más bien dificilillo, ya no sólo porque el propio concepto de lo que es o no es ideología varía, y cómo, dependiendo de quien lo use, sino por cuanto, a poco que uno se ponga, de inmediato le sale el barrunteo de – y olvídense del ministro, que no va por él - si muchos de quienes claman lo de hechos, hechos y no idearios, no lo hacen a su vez, digan lo que digan, desde, también, no menos actuantes posiciones ideológicas p