¿Haremos algo?
Pues la verdad, no sé si, a pesar de todo, a pesar de que cada vez los datos son más claros, constatados y rotundos, acabamos de creérnoslo. Y si nos lo creemos, la verdad, bien poquito se nos nota porque ahí seguimos, a lo suicida, sin hacer prácticamente nada, o bien, pero que bien poquito, para remediar la que se nos viene, qué digo, la que ya se nos está viniendo encima. Hablo – les hablo – del cambio climático. Sí, no se me sonrían ni me digan que no está el tiempo para bollos. Claro que andamos –o al menos eso nos dicen– a la cuarta pregunta, pero ¿realmente podemos olvidarnos de que no dentro de poco sino ahora, pero que ahora mismo ya se notan sus efectos, esos que durante tanto tiempo ha habido quien los ha querido negar? Pues déjenme que les diga que a mí vaya si no me merecen crédito las conclusiones que estos mismos días –tras habernos reiterado ya el pasado septiembre la buena parte de culpa que tenemos en el hecho- han hecho públicas los integrantes –centenares de inv