Premio para HOTEL SAFARI




El número 1 del fanzine Hotel Safari fue galardonado con el Premio a la mejor publicación de este tipo dentro de las distinciones por votación popular del XXVII Salón Internacional del Cómic de Barcelona. Se trata de una publicación colectiva sacada a la calle por un grupo de ocho jóvenes valores, todos menos uno (a su vez editor de la revista) estudiantes en su día en la Facultad de Bellas Artes del campus en Cuenca de la Universidad de Castilla La Mancha. La publicación, que ya se presentó también en el Salón del Cómic de Zaragoza y en la reciente Feria del Libro y la Lectura de Cuenca, nace con vocación de continuidad, una continuidad que sin duda se verá favorecida por la recompensa recién recibida.

Dentro de un más que estimable - en algunos casos cabría decir que excepcional - nivel dibujístico y expresivo, este primer volumen de Hotel Safari aúna a lo largo de sus ochenta páginas de impecable impresión en color, una decena de historias de muy variada temática y presencia formal: Marían Venceslá, con un dibujo sin cortapisas y un decir lírico teñido de ternura, narra las ilusiones y sinsabores de un grupo de niños que, salvando diferencias ambientales o temporales, bien pudieran ser las de muchos de sus lectores; Arturo García Blanco (“Art”) presenta en dos entregas las andanzas de su Padre Fleming, un explorador espacial de peculiar trayectoria, siempre metido en las más emocionantes aventuras; Ana Albares plasma, de manera increíblemente pictórica y poética, aunando mitos, una muy peculiar y personal versión de la bíblica historia de Judith; Julio A. Serrano, línea clara y contenido oscuro, juega en sus “alegres” cuentos crueles, una sucesión de monoviñetas llenas de humor en torno a situaciones absurdas, irreverentes, incorrectas o macabras; Alfonso Pinedo brinda por su parte a quien se acerca a su abreviada “Gran Invasión”, un particular universo pleno de acción, heroísmo, épica y… mamporros a diestro y siniestro; Diego Burdío da a conocer, en el que se anuncia como capítulo piloto de la serie que desarrollará sus andanzas, a Sara Smith, detective con secuestro tan privado como su profesión; Fran Collado narra, en su “Atardece en Valhala”, con significativo cromatismo y estilizado trazo, la fábula de Balder, vikingos y dioses nórdicos mano a mano; y Antonio Guzmán si por un lado tiñe de humor una retorcida historia sobre el poder de la Naturaleza, por otro verdeazulea fondos para contar la triste jornada laboral del “bueno de López”.

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