Lope, Hollywood y Lisbeth Salander


Bajo el epígrafe "Es de Lope", el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro iniciado el pasado día 2 rinde especial homenaje al autor de Fuenteovejuna en el año en que se cumple el cuarto centenario de la primera impresión de su Arte Nuevo de hacer Comedias, el manual en verso en el que plasmó su idea de cómo debían ser la escritura y el hacer teatrales, renovando con ello la escena de su época. Escritor más que fecundo (uno de los más prolíficos sin duda de la literatura universal), dramaturgo de éxito, versificador prodigioso, a la par culto y popular, religioso y profano, Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 1562 – 1635) navegó siempre a su aire aunando sus increibles dotes como literato de altura con un más que acertado buen olfato para saber por dónde soplaba el viento de su tiempo y marchaban los gustos de sus contemporáneos, ligando la calidad de su hacer con un ojo tan certero como el del más avispado productor de la mejor época del Hollywood cinematográfico de cuatro siglos después. Ni dudó en saltarse a la torera la hasta entonces vigente rigurosa preceptiva neoclásica, ni en echar mano de los recursos del “imbroglio” italiano, ni en mezclar en sus tramas lo trágico con lo cómico de la misma manera que en su verso podían compadrear sin vergüenza alguna - según el personaje, la acción, el momento o el tipo de parlamento - el romance o la octava real con la redondilla, la quintilla o incluso el soneto. A más de poeta excelso, hombre de teatro de los pies a la cabeza, seguro que si hubiera nacido en nuestra época se hubiera hartado de firmar sin pausa - más de uno en horas veinticuatro - cientos de guiones televisivos y fílmicos y quizá hasta se hubiera sacado de la manga, vistos sus personajes femeninos, alguna mediterránea Lisbeth Salander de armas tomar.









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