¿Y después de Aminetu?



Mal que bien, bien que mal, Aminetu Haidar volvió a casa. ¿Y ahora? ¿Aquí paz y después gloria y nos olvidamos de todo? Dejando aparte la opinión que cada cual tengamos del desarrollo del proceso y del más o menos lucido papel desempeñado por las partes, el hecho es que el problema de fondo, es decir, la situación del pueblo saharahui, ahí sigue, sin variar un ápice; tan enquistada y sin resolver como ha venido estando durante tanto tiempo. Y mucho es de temer – la experiencia avala el pesimismo - que a no mucho tardar, en cuanto el retorno de los periodistas que aún andan por nuestro antiguo territorio colonial deje de llevar a los informativos las – seamos deliberadamente exquisitos - trabas marroquíes a la libertad de expresión de sus originarios habitantes por más pacífica que sea su manifestación, se nos vuelva a borrar de la memoria, cual tantas otras cotidianas injusticias, por más que, como corresponsables del desaguisado inicial, tengamos más de mil motivos para tenerlo presente. Y mira que le gustaría al columnista creer que la sociedad española podría ser capaz de que el apoyo que en general ha mostrado hacia Aminetu Haidar lo mantuviera para todos los defensores de los derechos humanos, aunque ello, mire usted, nos pudiera costar – caso de que fuera cierto que ése fuera el precio – vender unos cuantos tomates menos que, por otro lado, no sé, uno no es experto en el tema, ¿no serán en buena parte de los que nos cultivan en nuestros sureños invernaderos los inmigrantes magrebíes?
Publicado en Columna Cinco, Grupo El Día, el martes 22 de diciembre de 2009. Foto tomada de Internet

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