La poesía
La “expresión por el lenguaje humano, devuelto a su ritmo esencial, del sentido misterioso de los aspectos de la existencia” decía Mallarmé que es la poesía. Nos lo recordaba la directora de la UNESCO , Irina Bokova, al hilo de la celebración, ayer, del Día Mundial a ella dedicada. Porque sí, qué demonios, entre tantos “Día de” como nos trae cada año el calendario, también la poesía lo tiene, cada 21 de marzo, desde que en 1999 esa organización de las Naciones Unidas lo propusiera para promover la lectura y la creación de la que calificaba como una de las expresiones artísticas más auténticas y dinámicas de la humanidad. Poca repercusión tiene sin embargo entre nosotros la celebración - ni siquiera en el efímero pan para hoy y hambre para mañana de unos actos conmemorativos que en este caso más bien brillan por su ausencia - lo que no tendría especial importancia si no fuera por cuanto ello, bien seguro anda el columnista, no es sino el claro indicativo de la nula importancia que le otorgamos. Pero ya puesto, no va a desaprovechar la ocasión para reivindicar, por utópico que sea, el que un decir tan íntimamente ligado a la propia condición del hombre como ser de palabra, esté presente mucho más de lo que está – aunque a golpe sobre todo de apuestas personales lo esté aquí y allá – en nuestras escuelas, en los planes de enseñanza o en la misma programación cultural; o, y bien viene al caso, que no caigan en el olvido proyectos como esa Fundación Diego Jesús Jiménez en su día proyectada para la localidad conquense de Priego.
Publicada en Columna Cinco, Grupo El Día, el martes 22 de marzo de 2011. Foto tomada de internet.
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