Pequeños misterios



No quiere desde luego quien esto firma, al ponerle título a su entrega de hoy, referirse a enigmas tan de ahora mismo como el sí pero no, no pero sí, de las operaciones de la coaligada coalición que sobrevuela las martirizadas tierras libias, o como el por qué ahora y no antes ni después del final de la crónica de una decisión anunciada de nuestro presidente, sino a cosillas de mucha menor monta pero muy del puro vivir de cada jornada. Por ejemplo, a la causa - bueno, lo mismo la andan estudiando ya los analistas - de que, según le aseguraba hace nada la dueña de una de las tiendas donde efectúa sus pequeñas compras semanales, haya determinados días del mes, siempre los mismos, en los que los billetes de cinco euros brillan por su ausencia complicando el ahí tiene sus vueltas, para luego, como quien no quiere la cosa, volver a hacer acto de presencia en lo que resta de la treintena. O la razón de que – compruébenlo por sí mismos en cuanto nos caiga encima el siguiente chaparrón – en cualquier cruce de paraguas abiertos en el cabemos, no cabemos de nuestras estrechas aceras, sean siempre las personas de menor estatura las que, contra toda lógica, estiren el brazo para que el suyo quede por sobre el del viandante de mayor porte. Pequeños, mínimos, ya les digo, misterios cotidianos, tan inextricables sin embargo como los más profundos interrogantes filosóficos. ¿O no?

Publicada en Columna Cinco, Grupo El Día, el martes 5 de abril de 2011. Foto tomada de internet.

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