Días de asueto




De la serenidad de la música de órgano – Cabezón, Buxtehude, Bach, César Frank, Castillo… - interpretada por Samuel Pedro Maíllo en la alcazareña iglesia de San Francisco en la tarde del pasado jueves al animado y báquico bullicio, sábado y domingo, de una jaranera Valdepeñas entregada a la más plena y total celebración de sus fiestas, pasando por la reposada y calma jornada de un viernes de sosiego y charla con el poeta Amador Palacios – gracias camarada, gracias, una vez más, Rosario, por vuestra amistad - en el manchego oasis de su casa de Alameda de Cervera, vaya si no disfrutó el reciente más que fin de semana el columnista, olvidado por unos días no ya de adusteces merkelianas y amenazantes primas de riesgo sino incluso – tiempo habrá de sufrir sus consecuencias – del mismísimo damocleano tajo de la subida del iva que nos acaba de caer encima para duelo de nuestras espaldas y nuestras cada vez más menguadas bolsas, entregado a un psíquico mire, no estoy para nadie, que vaya si no le ha venido pero que rematadamente bien para dejar atrás calores y angustias agosteñas y abordar con un cierto ánimo un septiembre que ya veremos qué demonios nos ha de deparar. Un ahí me las den todas para cuya feliz concreción también jugaron decisivo papel otros, unos ya antiguos, otros recién estrenados, amigos - Teo Serna, Charo, Ángela, Joaquín Brotons – y en el que, junto a todo lo ya más o menos apuntado, habrá asimismo que reseñar el gozoso reencuentro, en la visita a su Fundación, con la obra y el legado del pintor Gregorio Prieto, ni el también efectuado recorrido por la nutrida colección de arte contemporáneo que atesora el igualmente valdepeñero museo municipal. Días, en fin, cuyo dulce regusto siente tanto aún, que, dando de lado cualquier otro posible tema, ha querido, de alguna manera, compartirlos hoy con cuantos – gracias también por su lectora compañía – le puedan estar echando la vista encima a estas líneas, pues como, qué caramba,  un gesto de ánimo y venga, vamos para adelante, a despecho de cuanto nos pueda venir y de tanto y tanto miedo como el que nos estamos dejando echar encima y que ya va siendo hora de que lo arrojemos por la borda sin contemplaciones.

Texto publicado en Columna Cinco, en El Día de Castilla La Mancha y El Día Digital el martes 4 de septiembre de 2012. Foto tomada de internet

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