Más Europa


Si a alguna de las características que ha tenido desde siempre no ya el diario funcionamiento sino, incluso, en cierto grado, el propio proceso de construcción de la Unión Europea le cabe el calificativo de cáncer, ése ha sido, y por desgracia continúa siendo, la más que habitual supremacía de los intereses de los estados que la conforman frente, e incluso contra, los de la propia Unión, lo que, además de - como bien señalara el profesor Antonio Moreno Juste - haber afectado “en términos de proceso histórico tanto al desarrollo de las instituciones  comunitarias como al proceso de ampliación”, se ha puesto y pone también de manifiesto en el actuar de cada día, especialmente en momentos de crisis como los actuales. En efecto, una vez más, volvemos a comprobar cómo, desafortunadamente, determinados intereses nacionales pesan más en el mapa europeo que la propia necesidad de poner fin de una manera acordada, equitativa y consensuada a la problemática situación común. Son modos y comportamientos que, evidentemente, arrieritos somos casi todos, se dan también a golpe de nacionalismos intra-estatales, de puertas para dentro de algunos de  los propios estados, pero que sin duda, pueden ser enfrentados y corregidos mejor dentro de esas estructuras nacionales, mejor diseñadas, pese a todo, para ello de lo que, hoy por hoy, lo están las europeas. Y es por ello por lo que,  a salvo de cuanto podamos hacer entre todos para meterles en la a lo que se está viendo bastante dura mollera de quienes hoy por hoy, y en buena medida guiados por esos intereses nacionales, parecen llevar más el gobernalle de la nave, que la mayor parte de sus recetas no sirven para salir del agujero (con independencia de que a medio plazo algunas de sus posturas podrían ser hasta contraproducentes para aquéllos), este modesto columnista piensa que lo que habría que hacer, en cuanto pudiéramos, sería profundizar cuanto más, mejor, en una verdadera integración europea, incluso caminar hacia  - ¿cediendo soberanía cada quisque?, pues claro que sí – unos Estados Unidos de Europa, que desde luego serían mucho más funcionales que esta Liga de Desunidos que nos mal llevamos entre manos.

Texto publicado en Columna Cinco, en El Día de Castilla La Mancha y El Día Digital, el martes 11 de septiembre de 2012. Foto tomada de internet.

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