GRACIAS (EN LA DESAPARICIÓN DE "EL DÍA DE CASTILLA LA MANCHA")




                                          Viñeta de "Chocolate con picatostes" en el último número de 
                                                        El Día de Castilla La Mancha


Con dolor y rabia os copio a continuación mi "Columna Cinco" aparecida en el último número de la edición impresa de El Día de Castilla La Mancha que el domingo 10 de marzo del presente 2013 sacó a la calle su entrega final. Con él ha dejado a su vez de emitir el canal televisivo CNC

Gracias

 Para Ángel Luis. Para todos ustedes, lectores


Trece semanas… Trece semanas tan sólo nos faltaban a los de la Columna Cinco para cumplir década dándole, semana tras semana, al texto, sin hurtarle el cuerpo ni una sola vez, ni descanso estival ni leches, a una cita (unas quinientas hemos sumado en números redondos) que quien hoy firma estas líneas, ¡ay!, de despedida tenía el privilegio de iniciar – pura suerte, el orden alfabético, ya saben – aquel martes 17 de junio de 2003. Casi diez años de darle al magín y a la tecla para compartir con cuantos de ustedes, lectores, quisieron encontrarse con nosotros para contrastar opiniones y pareceres – pues claro que sí, pues mire, no, pero qué demonios dice este tipo - en estas páginas que hoy dicen adiós. Casi diez años en los que empezamos siendo cinco y hemos terminado siendo seis  cuando, tras que la dura realidad del existir nos robara a nuestro compañero Ángel Luis - ¿se acuerdan de Renato y de su tertulia del resoli on the rocks? –vinieran a sustituirle aquéllos a quienes él diera vida y ejemplo. Casi diez años en los que hemos tenido el privilegio de compartir con cuantos – de la propiedad al último de los redactores, diseñadores, administrativos, ordenanzas, comerciales o repartidores – han estado ahí, a la brega, a las maduras y a las duras (y no saben ustedes, cuantas de estas últimas han tenido que pasar) fajándose para que pudiéramos tener cada día al alcance de la mano y de la vista - en casa, en el bar, en la oficina – el palpitar de nuestras ciudades, de nuestros pueblos, de nuestra región; ese palpitar que hoy se queda, se nos queda a todos, con un canal menos – y demasiados han desaparecido en los últimos tiempos – por el que llegarnos. Casi diez años, también, en los que, cada uno desde nuestro particular según y cómo, les entregamos un poquito de nuestro yo para recibir a cambio el impagable privilegio de que nos dejaran meternos de rondón en sus vidas. Gracias por ello y hasta que cualquier día, en la red o en donde sea – que sí, venga, que si nos empeñamos habrá tiempos mejores – nos encontremos de nuevo.

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