Así nos va

                                                 
                                                  Luis Muro (foto de Juan Carlos Morcillo)

La espléndida charla que en torno al arte, el diseño y la cultura visual en nuestra región diera el pasado martes 11 de marzo, dentro de la habitual programación semanal de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, el artista plástico, diseñador y gestor cultural Miguel Ángel Mila ponía el dedo sobre la llaga del vaya si no real lamentable desinterés que por nuestros valores (si en este caso en concreto referidos al campo de la creatividad plástica, la consideración sería igualmente extensible al conjunto todo de la producción cultural) hemos por lo habitual tenido, y en gran medida seguimos, en general, teniendo los castellano-manchegos todos, valgan las posibles pero desde luego más que escasas excepciones. Porque, como en su pormenorizado repaso al acontecer cultural generado en estos nuestros lares desde el comienzo de la transición política, allá por el 75 del pasado siglo, hasta nuestros más actuales días –aplausos por cierto para su atenta mirada a los más jóvenes valores ahora mismo emergentes- dejaba palmariamente claro el que fuera director, entre 2002 y 2011, del por desgracia, ¡ay!, otra vez lo que era y ya no es, desaparecido Centro de Diseño de Castilla La Mancha, ubicado que estuvo en Cuenca y cuyo adiós no mereció ni la más mínima queja, no fue, no ha sido nunca, desde luego, porque a lo largo de esos años -y de estos, que así seguimos- faltaran precisamente ni proyectos, ni realizaciones, ni figuras de reconocida talla no sólo de regionales fronteras para dentro sino a nivel nacional e internacional –valgan como señeros ejemplos trayectorias tan importantes como las de Pepe Cruz Novillo, Roberto Turégano, Luis Muro o Manuel Piña por citar tan sólo algunos nombres y siempre dentro del estricto campo de la plástica- sino que maldito el caso que les hemos hecho ni la ayuda que nunca les dimos en esta tierra admiradora de lo ajeno y despreciativa con lo propio, exportadora y nunca aprovechadora del talento de sus hijos ni siquiera, que ya es el colmo, cuando, ampliamente reconocidos suelen sin embargo en su mayoría, generosos ellos, que ya es, andar siempre dispuestos a acudir a cualquier posible llamado que, así son las cosas, no suelen darles sus paisanos. Si, como en alguna otra ocasión dijera el propio Mila,  “en la obra de los artistas, de los creadores, se refleja el ser colectivo, la historia, la cultura y la identidad de un pueblo” y por tanto “a través de su mirada nos vemos a nosotros mismos”, qué poco, por desgracia, nos miramos en su espejo. Así nos va.

Texto publicado en Las Noticias de Cuenca, semana del 21 al 27 de marzo de 2014. Sección "Déjenme que les diga"

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