Efemérides y recuperación de imagen
Plagado, pero que plagadito de efemérides socioculturales
se nos presenta en Cuenca el postelectoral año que viene, don dos mil dieciséis: que si
los veinte diciembres de la declaración de nuestra capital como ciudad
Patrimonio de la Humanidad, que si la llegada a la treintena de la facultad de
Bellas Artes, que si el mismísimo medio siglo ya de la apertura del Museo de
Arte Abstracto en unas Casas Colgadas que desde la administración autonómica se
nos asegura alcanzarán la condición de –no, mire usted, no lo eran– Bien de
Interés Cultural… Año de efemérides cuyas celebraciones bien pudieran, qué digo
pudieran, debieran servir para no sólo reactivar, puertas hacia dentro, nuestra
en los últimos tiempos no excesivamente boyante vida cultural, sino para
recuperar la también por desgracia bastante disminuida presencia en el marco
estatal de la prestigiada imagen que otrora tuvimos –y aún pese a todo en buen
grado se mantiene aunque haya ido, ¡ay!, a la baja– de enclave artístico de
calidad y vanguardia. Una recuperación sustentada, eso sí, no sólo en ese aún
persistente eco de aquella imagen sino, sobre todo, amén de su potenciación
mediática, en la puesta en marcha de una oferta real y funcional y que además
no sea flor de un día, puro fuego fatuo celebrativo, sino pensada y construida para
mantenerse en el tiempo y apoyada tanto por la propia sociedad conquense como
por unas instituciones que, pasada ya la resaca de las urnas, olviden sus dimes
y diretes partidistas para colaborar, todas a una, en la tarea; vamos, lo que no fuimos capaces de hacer
cuando aquello –¿se acuerdan? – de la capitalidad cultural europea. Una tarea que, junto a sus más conocidas
bazas, de la Semana de Música Religiosa al propio Museo de Arte Abstracto,
debería, por ejemplo, reanimar la meritoria pero económicamente constreñida
actividad de instituciones como la Fundación Antonio Pérez o la Antonio Saura o
el Museo de la Ciencia, conseguir la reapertura del Espacio Torner, recuperar,
por qué no, aunque quizá modificando y ampliando sus características, el
desgraciadamente perdido Instituto de Música Electroacústica, o el mortecino si
no es que ya claramente agónico Centro Almodóvar de la UCLM, o el mismísimo
ahora bastante quiero y no puedo proyecto de Museo Arqueológico en la
reconvertida Ars Natura, sin olvidar por cierto sino todo lo contrario, a este
respecto, la sabia alianza de la oferta capitalina con la realidad de una
provincia que, a más de las propias espléndidas condiciones de su medio
ambiente natural, goza precisamente de un patrimonio arqueológico –Segóbriga,
Ercávica, Valeria, el mosaico de Noheda– y paleontológico –Las Hoyas, Lo Hueco–
bien poco, si es que es algo, aprovechado. ¿No les parece?
Artículo publicado en Las Noticias de Cuenca. Sección DÉJENME QUE LES DIGA. Semana del 28 de agosto al 3 de septiembre de 2015.
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