Vaya si se puede
Eh, alto, alto ahí: no se me precipiten y
déjenme que, antes que nada, les aclare que este mi –y desde luego suyo–
articulo no va, pero que para nada, ni de Podemos ni de Si que es Pot, ni de
plataforma más menos socio-vecinal cualquiera, ni tampoco de éste o aquel
partido, vamos que casi ni de política aún cuando, ahí me pillan, sí si por
política entendemos cualquier acción que ataña al interés colectivo, que, ya lo
digo, de lo que quiero hablarles hoy es de esa consecución de la vacuna, a lo
que por fortuna parece bien efectiva contra la enfermedad del ébola –ya saben
que los resultados de las pruebas llevadas a cabo en Guinea dan una eficacia
del cien por cien– por más que la
Organización Mundial de la Salud, que es quien avala tan esperanzadores datos,
señale, prudente, que son preliminares y que en los próximos meses se seguirá
aplicando a la población en riesgo para comprobar si de todas, todas, genera
inmunidad de grupo, paso adelante clave para frenar una epidemia que desde que
apareció se ha cobrado el trágico saldo de más de once mil vidas humanas; una
vacuna desarrollada en un plazo realmente corto ya que su anuncio nos llega a tan sólo año y medio del
inicio de la epidemia y bien pocos días antes del recién cumplido primer
aniversario del óbito por su causa de nuestro compatriota el religioso Miguel
Pajares, primer europeo fallecido por la enfermedad. Y ahí, a lo rápido del
descubrimiento de la vacuna, es a lo que quería y quiero referirme con ese
“vaya si se puede” que titula estas líneas: porque vaya si se puede, vaya si
acabará pudiendo, no me digan que no, cual
en éste, en la lucha contra cualquier problema –déjenme ser optimista que el
momento bien me vale– si efectivamente queremos y a ello nos abocamos aunque no
siempre por supuesto conseguiremos resultados en tan breve plazo (por no
salirnos del campo médico-sanitario ahí andamos todavía, por ejemplo, dándole a
la lucha contra el virus del sida), pero desde luego no lo haremos si no lo
afrontamos cual en este caso se ha hecho, por más que ojalá hubiésemos estado
más ojo avizor y sin aguardar a ver las orejas al lobo nos hubiésemos puesto a
ello cuando, allá por 1976, apareció el primer brote de la enfermedad, pero ya
se sabe, las víctimas fueron entonces pocas y oiga, además, la cosa se quedó
ahí, por el África y, ya se sabe… Pero en fin, a lo que iba, que si le echamos
lo que hay que echarle y de verdad queremos, vaya si no seríamos capaces
–reitero mi peleón optimismo– de afrontar cualquier problema, Por ejemplo, ya
puestos, ¿qué tal si de verdad le echásemos un pulso por aquí, en esta Europa de
nuestros pecados, al de la emigración?
Artículo publicado en Las Noticias de Cuenca. Sección DEJENME QUE LES DIGA. Semana del 14 al 20 de agosto de 2015. Foto tomada de internet.
Comentarios
Publicar un comentario