Filosofía: SOS
¿Quién dice que eran ese Platón y ese Kant? ¿Un
tal Spinoza? ¿Marx?... Siempre se pensó, o al menos se pensaba, que la
Filosofía –sí, la Filosofía, ya saben, “amor por la sabiduría”, ¿se acuerdan? –
era el principio si no del saber mismo sí, desde luego, del saber crítico. Pues
a lo que parece a nuestros sesudos legisladores en el campo educativo no es que
les importe mucho. Porque aunque no es, la verdad, que viniera siendo precisamente
bien tratada en los anteriores planes de estudio – hijos de unos o de otros,
nunca del diálogo y el consenso– el caso es que su última reforma viene a ahondar
aún más en su marginación. Y es que doña
LOMCE ha venido a darle un nuevo hachazo permitiendo la reducción sustancial de
su presencia en los estudios juveniles: de las tres asignaturas que con ella
relacionadas se enseñan hasta ahora en las aulas secundarias y bachilleriles
–la propia Filosofía, Valores Éticos e Historia de la Filosofía– sólo la
primera será obligatoria en primero de Bachillerato mientras que las otras
dependerán de la decisión al respecto de cada comunidad autónoma. Hay que
suponer que quienes han diseñado el plan –prácticos ellos, que a qué tanto
cogito ergo sum ni zarandajas semejantes, por más que hayan sido el fundamento
de nuestra cultura occidental, cuando de lo que se trata es de hablar un buen
inglés, bilingües, oiga, que van siendo
nuestros colegios, toma ya, qué más quieren, y de darle con suficiencia al
ordenador– lo han hecho para preparar
mejor a nuestros/as chicos/as para afrontar cual se debe, tecnología, señores, tecnología, este nuestro
maravillosamente competitivo mundo de hoy, que claro que sí, que lo que hay que
ser es pragmáticos a tope pero que de principio a fin e ir a lo inmediato, a lo
perentorio, por más que, cual ha avisado Emilio Lledó, ello signifique “la
muerte de la riqueza más grande un país, que es la cultura”, esa cultura sin la
que no es posible libertad alguna y por más que –siguen siendo palabras
lledodianas– haya sido y sea la Filosofía la que “nos obliga a pensar sobre la
lengua, sobre el bien, sobre la justicia, sobre lo que somos, sobre la
verdad”;… Sí, qué demonios, vayamos tan sólo a lo inmediatamente utilitario y
rentable por más que ello nos lleve a la muerte del pensamiento crítico y de su
más directa hija, la democracia; por más que ello nos aparte de esos valores de
los que nuestra hipócritamente contrita Europa –cual ahora mismo en las
solidarias proclamas al hilo de la crisis de los refugiados de tantos de sus
dirigentes– reclama como su esencia. ¿Qué no les acaba de convencer a ustedes?,
pues lo siento: tal y como están las cosas lo único que nos queda a quienes
rechazamos el desaguisado es rogar para que nuestros autonómicos regidores no
sean tan drásticos y nos lo palien un algo con lo que decidan dentro de sus
posibilidades de actuación.
Publicado en Las Noticias de Cuenca. Sección DÉJENME QUE LES DIGA. Semana del 9 al 15 de octubre de 2015
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