Erre que erre
En tanto el país entero
contiene la respiración a la expectativa de cómo se desarrolle el regreso a las
aulas, en la agenda política nacional sigue manteniéndose, al menos cara al
público, el enfrentamiento total, a cara de perro, entre el ejecutivo de la
nación y el Partido Popular tanto a propósito de la redacción de los cada vez
más urgentemente necesarios nuevos Presupuestos como a la renovación de órganos
tan decisivos en sus respectivos campos como el Consejo General del Poder
Judicial o el Tribunal Constitucional, o como el Defensor del Pueblo o
el Consejo de Administración de RTVE, renovaciones cara a las que el principal
partido de la oposición sigue manteniendo, erre que erre, su empecinada actitud
de bloqueo; una actitud que en el caso concreto del órgano de gobierno de los
jueces los comentaristas vaticinan que podría prolongarse hasta noviembre o
diciembre próximos o incluso febrero o marzo del año que viene pese a que esa
renovación esté constitucionalmente exigida y el Consejo lleve ya en funciones
desde diciembre de 2018, grave anomalía sobre la que su mismísimo presidente
mostraba el pasado lunes su descontento llamando a sus protagonistas a terminar
con ella. Y realmente este articulista -que hasta podría entender en cierta
medida el desacuerdo con los Presupuestos que acabe presentando el gobierno en
razón de la disparidad de los distintas posturas ideológicas en el terreno
económico de unos y de otros (pensando sin embargo que en situaciones tan de emergencia
cual la actual bien deberían flexibilizarse dando de lado estrategias partidistas
en aras del bien común), este articulista, digo, no puede por menos que
considerar más que reprobable la actitud de los populares respecto a esas renovaciones
de los señalados órganos al considerar que el propio respeto a la ley exige que -dejando al lado la mayor o menor
idoneidad de las normas que hoy por hoy les rigen y cuya modificación podría en
posterior y más oportuno momento debatirse-
se lleven a cabo ajustándose a ese mandato constitucional y atendiendo,
cual con él se pretende, a la realidad de un mapa político fruto de la voluntad
ciudadana bien distinto del que existía cuando se conformaron. Como reprobable,
pero sin duda fruto también de la irresponsabilidad que tanto nos caracteriza a
los humanos, está siendo -dando un salto, permítanme la cabriola, de lo
nacional o lo global mundial- que, como acaba de advertir Naciones Unidas, tras
la reducción transitoria de las emisiones de efecto invernadero, beneficioso
efecto colateral de las medidas de confinamiento y de la ralentización
económica provocadas por la pandemia, esas emisiones estén ahora en camino de
alcanzar los niveles previos a la llegada de la Covid 19, algo puesto de
relieve en el informe "United in Science 2020" que seis agencias y organismos internacionales coordinados por la Organización
Meteorológica Mundial presentaban este miércoles compilando los principales
efectos y causas del cambio climático a partir de los nuevos datos recabados.
En fin, que ahí seguimos, erre que erre, demostrando de nuevo cómo somos, cual
afirma el dicho popular, más que capaces de tropezar una y otra vez, contra
nuestros propios reales intereses, contra la misma piedra.
Artículo publicado en Las Noticias de Cuenca edición impresa del viernes 11 de septiembre de 2020 y en la digital https://www.lasnoticiasdecuenca.es/opinion/erre-erre-1369
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