Sanitarios y más
Si algo ha puesto especial
y esencialmente de relieve el proceso de la Covid 19 en nuestro país y por ende
en nuestra comunidad autónoma y en nuestra provincia ha sido la absoluta
necesidad de reforzar y mejorar un sistema sanitario que, junto a sus
indudables virtudes en comparación con los de muchos otros países, ha mostrado también
unas carencias mayores, bastante mayores, de las que todos, en general,
suponíamos que tenía; unas carencias que deberán atacarse con cambios
estructurales y de estrategia de gestión pero que desde luego reclaman, casi
como primer paso, un aumento, pero que ya,
del número de profesionales que lo sustentan. Más que razonables resultan
por ello, en el actual marco general de rebrotes y aumento de casos que se
viene experimentado en todo el mapa estatal, incluida la propia tendencia al
alza que últimamente ha comenzado a producirse en nuestra provincia, las
recientes declaraciones del gerente del Área Integrada de Cuenca, Ángel Pérez
Sola, señalando la necesidad de mantener en el tiempo, prorrogando sus
contratos, a los profesionales de refuerzo que se incorporaron al inicio de la
pandemia a esa Área Integrada en la que se incluye tanto el hospital Virgen de
la Luz de la capital como la gran mayoría de los centros de salud de la
provincia, cara a poder afrontar mejor la bien posible nueva oleada del virus
coincidiendo con la aparición, con la llegada del otoño y el invierno, de la
gripe. Ese mantenimiento de contratos permitiría -aparte de otras posibles más
directas actuaciones a las que podrían obligar las circunstancias- que tras el
final de ese tiempo en el que han venido sustituyendo a los profesionales que
han disfrutado de su lógico periodo vacacional, puedan por ejemplo, aumentando
así la eficacia frente a la pandemia, trabajar en las tareas de rastreo o en la
tan necesaria coordinación con los centros educativos, tan cercano ya el
reinicio de su actividad, y se me ocurre que también con los centros
residenciales de la tercera edad. Es más, yendo más allá de las propias
declaraciones del gerente, digo yo si no que habría que plantearse, dando un
paso más allá, el puro y simple mantenimiento de manera definitiva de ese
aumento de plantilla. Ello aparte de la ya antes apuntada necesidad de cambios significativos
que implementen nuestro actual sistema de salud, un sistema que -como fechas
atrás, el pasado junio, señalaba el presidente de Sedisa, la Sociedad Española
de Directivos de la Salud, Joaquín
Estévez Lucas- debe innovarse tanto en la gestión como en el impulso al cambio
en la forma, funcionamiento y procesos de atención; y un sistema que, además,
bien claro ha quedado también a la luz de la dura experiencia que hemos y
estamos viviendo, debe aumentar y mejorar no sólo sus recursos directamente
asistenciales sino también establecer e
instaurar unos planes preventivos mucho más eficaces de los que hasta ahora
hemos, si los hemos, tenido, sin olvidar tampoco la radical exigencia de
potenciar la investigación. Ojalá los ciudadanos con su presión y los políticos
y los técnicos con su gestión encaucen -encaucemos- nuestra realidad por tales
derroteros.
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