Imágenes y palabras
“Cuesta juntar ánimos
para bajar al mundo”, reflexiona, sin atreverse a echar pie al suelo desde lo
alto de su cama, una Mafalda tan a la par clarividente y tierna cual siempre
nos la regalara durante tantos y tantos años, tira tras tira, viñeta tras
viñeta, su este mismo miércoles fallecido creador, Joaquín Salvador Lavado
Tejón, Quino, en rememorada imagen recuperada al hilo de su óbito. Cual ya
escribiera en alguna ocasión, no es este articulista, ni mucho menos, de los
que opinan que siempre una imagen vale más que mil palabras. Consciente además de
que todo dependería del según y cómo de cuáles fueran una y otras, y también, por
otro lado, de lo fácil que las segundas pueden, cuando acompañan a aquéllas
vueltas arteros “pies de foto”, manipularla y tergiversarla, ello no obsta sin
embargo el estar dispuesto a suscribir el aserto si las imágenes son las que durante
tanto tiempo nos entregó, nos fue entregando el maestro argentino del humor
gráfico, las que desde su entrañable popular socarronería nos guiñaba desde
revistas y periódicos el ya también desaparecido Antonio Fraguas, Forges, o las
que, desde una mirada mucho más ácida y dura, para satisfacción del más
exigente intelecto, nos fustigan cada día desde los dibujos de Andrés Rábago, El Roto. Un hacer que, apoyado
en la fuerza de sus trazos y su capacidad revulsiva, ha ido poco a poco
convirtiéndose en un elemento casi imprescindible de nuestra cotidianeidad ganándole
tantas veces la partida, desde su carácter a la par que lúdico, acerado y
profundo, a tantos sesudos textos opinativos; un hacer plasmado en condensadas propuestas
de talento que –tampoco es la primera vez que lo pongo por escrito– no pueden
sino despertar la envidia, la consideración de si sana o insana se la dejo a
ustedes, de quienes a nuestra vez jugamos también, en nuestro caso a golpe de
palabra, nuestro particular aquí estoy y digo desde los medios, intentando
burlar nuestro mayor, cual aseverara Vicente Verdú, riesgo: el de convertirnos
en cazadores de tópicos. Imágenes que, claro, claro que sí, por supuesto que,
ellas sí, valen en tantas ocasiones más que esas mil palabras que ni de lejos
caben en columna, artículo o ni siquiera texto editorial alguno; imágenes quintaesenciadas
que dicen, a veces en feraz alianza con un breve texto, en ocasiones incluso
desde la propia única expresividad de sus trazos más, mucho más de cuanto mal conseguimos
balbucear, enlazando vocablo tras vocablo, quienes, desde la siempre
exigiblemente breve condición de nuestros textos en la corpórea realidad del
papel o en la inasible condición de lo digital, penamos para escoger los términos
que, al tiempo que más precisos más claros, consigan transmitir lo que
aspiramos a decir. Difícil es sin embargo que alcancemos nuestro propósito con
tanta a la par simplicidad y acierto cual, permítanme el retorno a dónde
empecé, lo conseguía la entrañable infante de Quino al colgarle al globo
terráqueo el más definitorio cartelito de nuestra irracionalidad como especie:
“¡Cuidado! Irresponsables trabajando”.
Artículo publicado en Las Noticias de Cuenca del viernes 2 de octubre de 2020 y en la edición digital https://www.lasnoticiasdecuenca.es/opinion/imagenes-palabras-1385
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