La hora de la ciudadanía
Desde el jueves y hasta
el próximo día 31 los vecinos de nuestra capital provincial podremos votar los
proyectos que más útiles, viables e interesantes nos parezcan de los treinta y
dos que finalmente la comisión técnica creada al respecto seleccionó de entre
los ciento cincuenta y uno presentados desde la ciudadanía a los presupuestos
participativos puestos este año en liza, por primera vez, por el ayuntamiento,
propuestas que se pueden consultar y ser votadas en la plataforma
decide.cuenca.es, donde figuran tanto ellas como las descartadas; una votación
que requiere ser mayor de dieciséis años, estar empadronado en el municipio y
registrarse; y una votación que quienes no tengan acceso a internet o necesiten
ayuda para completar el trámite se ha anunciado que se puede llevar a cabo, de
lunes a viernes y de 9 a 14 horas, en el punto de acceso que, asistido por
personal municipal, se ha montado en el Centro Joven de la avenida de Reyes
Católicos, bajo cita previa a solicitar
en el teléfono 969 23 90 24.
Como primera iniciativa
de este tipo falta saber qué resultado tenga la apuesta –tanto en cuanto al
interés y por tanto a la participación que la convocatoria despierte entre los
conquenses capitalinos como, luego, en cuanto a la plasmación de los proyectos
finalmente elegidos– pero vaya si no resulta especialmente oportuna en un
momento como el actual en el que, como acertadamente señalaba bien
recientemente, en más que interesante entrevista periodística, la filósofa
estadounidense Judith Butler, “la brecha entre la política electoral y los
movimientos sociales es muy grande”, un problema presente en general en todas
partes pero que en nuestro país lo está especialmente como resultado de un
proceso, el de la transición política, en el que, si bien en una primera etapa
los movimientos ciudadanos tuvieron un papel claramente activo, se fue
registrando luego su progresivo debilitamiento y, en muchos casos, su
fagotización por los partidos políticos hasta dejar prácticamente en manos tan
sólo de éstos la actuación política en un proceso acomodaticio después potenciado
por la engañosa sensación de euforia que la instauración de ese estado de
bienestar que llegamos a creer imposible de perder provocó en nuestra
conciencia; un proceso tan sólo roto en los años recientes por fenómenos como
el 15 M que, sin embargo, tras su esperanzadora eclosión tampoco consiguieron
plasmarse en una continuada ni funcional acción cívica efectiva. Y sin embargo
esa acción cívica es hoy más necesaria quizá que nunca para conseguir primero
que los movimientos sociales tengan presencia efectiva y luego hallar la forma
de acercarlos a las propias políticas electorales, algo para lo que,
paradójicamente, y vuelvo a citar a la filósofa norteamericana, nuestro
actualmente tan real “miedo común nos pueda ayudar a sumar fuerzas y agilizar
las acciones de todos los movimientos sociales para establecer prácticas de
justicia social”. Ojalá sea así. De momento, y en tanto podamos irlo
intentando, ¿qué tal si, para empezar, por lo que aquí y ahora tan a mano tenemos,
los conquenses capitalinos nos implicamos en la actual oferta municipal y
perdemos –mejor dicho, ganamos– un ratito de nuestro tiempo para votar en esa
oferta que hoy ha motivado a este articulista a escribir este texto?
Comentarios
Publicar un comentario